Mike Smith y el reflejo de la tristeza por la derrota (Turfdiario)

El jinete habló de la derrota de Zenyatta sin tapujos, y no ocultó para nada que vivió el peor día de su vida
LOUISVILLE, Kentucky (De nuestros enviados especiales).- No podían calmarlo. No podía creerlo. Las lágrimas casi permanentes en sus ojos eran un reflejo más que evidente del momento. Mike Smith estaba destruido.
Zenyatta; su Zenyatta; la de los triunfos imposibles, inolvidables, había perdido. Quería soñar que fuera una película, pero era la, a veces, parte cruel del deporte.
“Me duele más que a nadie lo que pasó; no tengo palabras para explicarlo. Fue mi culpa; debería haber ganado y eso no deja de dolerme”, dice Smith, al tiempo que se quiebra en la conferencia de prensa, dándole un golpe a la mesa con su puño derecho que quedó como una de las imágenes de la fantástica Breeders’ Cup 2010.
Su rostro era un espejo de sus emociones. Estaba decepcionado. “Ella es mi todo; asombrosa. Sólo deseo poder haber estado en carrera un poco antes, porque así todo hubiera sido diferente. Zenyatta respondió como una campeona, pero debo sacarme el sorteo ante Blame, que corrió increíble”, dice, como soltando palabras para sacarse la bronca.
Ya más sobre lo ocurrido en la pista, Smith hace su análisis: “Los terronazos golpeaban en su cara y ella no está acostumbrada, más allá de que haya corrido en un par de oportunidades en cancha de arena. Después se arrimó al grupo, pero a pesar de ello, si se repetiría la carrera haría algunas cosas diferente. En el comienzo no estuvo muy cómoda por aquello de los terronazos, pero además salió algo lenta. Simplemente no se fue poniendo en carrera como siempre. Después de lo visto, no dudo de que estuve arriba del mejor caballo del Classic, y si tengo que culpar a alguien ese es a mí”.
Luego, la prensa requirió sus sensaciones sobre lo que el paso de Zenyatta -aún no está decidido su futuro- dejará en la historia: “Creo que debe ubicársela entre los mejores de todos los tiempos, y si hubiera ganado nadie dudaría en ponerla en la cima. Haber perdido por tan poco es muy difícil de aceptar”.
Más allá de que haya tenido o no responsabilidad en la derrota de Zenyatta -las opiniones están más que divididas-, bien vale destacar la grandeza deportiva de Mike Smith. Habló a corazón abierto en uno de los momentos más complicados de su carrera, no se guardó nada y ni siquiera tuvo vergüenza de llorar ante millones de personas que seguían la conferencia de prensa por la televisión.
Fue un gesto destacable, generoso con los muchos fanáticos que siguieron esa zaga de película de la que fue protagonista junto a la sensacional Zenyatta.

Diego H. Mitagstein