Penadora Alley mató de atropellada en el Lagarmilla

Con once carreras volvió la tranquilidad a Maroñas El hipódromo solo para los burreros y carreras que estuvieron por encima de lo esperado. La nueva generación corrió sus primeros clásicos y Palafrenero y Sub Broad son los primeros ganadores de los nacidos en 2008. El hijo de Palatino contando con el voto de Burreros.com recuperó su imagen y tras ser el primer ganador generacional ahora se llevó el primer clásico, con soberbia conducción de Fabio Guedes. El jockey de la tarde con 3 triunfos, superó al gran favorito Silent Confident y lo dejó sin invicto. Palatino en su segunda producción sigue demostrando calidad y precocidad.

Un rato después, de la mano de un inspirado Esteban Lazo, Sub Broad obtuvo un gran triunfo sobre la favorita Gizeh, quien de todas formas no perdió su buena imagen. Ambas vinieron siguiendo de lejos a la puntera Lady Smile para pasarla de largo y definir la carrera, finalmente ½ pescuezo a favor de la del stud Azul y Plata que en 2011 sigue con los éxitos. En su segunda generación Subordination sigue mostrando precocidad.

En el último clásico de la jornada, el Eugenio J. Lagarmilla, Lady Kiki no pudo con los kilos ni la distancia, se apagó en los últimos 150 metros y la super regular Penadora Alley (foto) la ejecutó para quedarse con el primer clásico de su campaña. Notable conducción de Jorge L. Piriz, un jockey hecho a medida para los clásicos de yeguas parece, y que otra vez mostró su frialdad para rematar la carrera sin desesperarse. En el último salto La Paty de gran momento se quedó con el 2º puesto a manos de la favorita. Penadora Alley sumó su 12ª puesto rentado consecutivo. Era hora de que le llegará la merecida victoria clásica.

Excelente betting ($6.129.015) en un año que arrancó muy bien en este ítem, tras el record de 25 millones de la reunión del Ramírez. Saludamos que ya inmediatamente los precios de las apuestas hayan vuelto a la normalidad tras el disparatado límite de $50 en el Ramírez. Está bien que dio su resultado y el volumen de juego lo demuestra, pero no deja de ser un disparate que una apuesta mínima cueste $50, cinco veces más por ejemplo que el mínimo en los hipódromos de Palermo y San Isidro.

Germán Boiso.