Life of Victory ya está en Cidade Jardim

Por DIEGO H. MITAGSTEIN
(Enviado especial de Turf Diario a San Pablo, Brasil)

SAN PABLO, Brasil,- (De un enviado especial).- Solcito, nubes y gotitas; solcito, nubes y gotitas; y solcito nuves y gotitas. No piense, amigo lector, que el cronista se volvió loco o que está cumpliendo con algún castigo que quedó como deuda desde épocas escolares.
Solcito, nubes y gotitas es el gráfico que en los canales de televisión ocupa los casilleros correspondientes al jueves, al viernes y al sábado en lo que respecta al pronóstico meteorológico.
No es raro. Al fin, el clima de esta ciudad no es precisamente para estar envidiando. Claro que como consuelo, al menos por ahora, esa humedad abrazadora típica no hizo su aparición y liberó de baños extra a los muchos periodistas que llegaron desde distintos puntos del continente para cubrir todo lo referente al XXV Gran Premio Asociación Latinoamericana de Jockey Clubs (G1-2000 m), la carrera que pasado mañana enfrentará a caballos brasileños, chilenos, peruanos y argentinos.
Será un Latino atípico, que ya viene dando que hablar desde hace semanas, ante las contínuas bajas de muchos de los caballos que iban a participar. Como será que nuestro país tendrá sólo a Life of Victory como abanderado, ni más ni menos que el ganador del último Gran Premio Carlos Pellegrini (G1).
No es demasiado grato advertir que el interés por la carrera no es una cuestión nacional ni nada que se le parezca. Desde hace ya unos años, el turf local dejó de ser masivo -algo similar a lo que ocurre en Río de Janeiro-. Pese a todo, con Marcio Toledo a la cabeza, el Jockey Club do Sao Paulo se encuentre trabajando en que los paulistas vuelvan a sentir pasión por la hípica. El rumbo elegido es por demás promisorio. Las instalaciones del histórico Cidade Jardim van siendo renovadas, tras años de desidia, y quienes están en la organización del evento anticipan unas 20.000 personas para la hora de la carrera; una multitud para los tiempos que corren.
Los diarios de tirada nacional no tienen sección de turf en sus páginas y ese es otro dato para darse una idea del peso que a perdido una actividad que supo ser furor.

Todos instalados

La cocheira número 50 de la Villa Hípica ya aloja a todos los caballos extranjeros que tomarán parte del Latino. El último en llegar fue justamente Life of Victory, luego de un viaje agotador por lo largo.
El hijo de Incurable Optimist salió de su stud en San Isidro anteayer bien temprano y sólo arribó a las 19,30 de ayer, tras pasar casi cinco horas en el aeropuerto por cuestiones burocráticas y otro par largo más en el vehículo que lo transportó desde allí.
“Viajó fenómeno, aunque se puso un poco nervioso antes de subir al avión en Ezeiza. Lo que nos trabó fue que cuando llegamos a San Pablo los trámites fueron larguísimos. Igual, lo sacaron del pallet y lo pusieron en un box y eso ayuda mucho. En un momento pensé en caminarlo un poco pero tuve miedo de que le haga una partida a un Boeing”, bromea Santiago Viale, el hombre que acompañó al caballo de Juan Garat desde que salió de Buenos Aires.
Caballo de clase y curtido por los años de trabajo, Life of Victory bajó del camión en Cidade Jardim y mientras se le quitaban las vendas de protección aprovechó para reconocer el terreno con su vista; era de noche, mucho no se veía. Llegó al box designado y cual náufrago en su regreso a tierra, se tiró de cabeza para comer avena, pasto y tomar agua.
“Cuando lo vi que hizo eso me tranquilicé por completo. No sabíamos como iba a asimilar el viaje, que se hizo mucho más largo de lo previsto por los temas aduaneros”, explica Juan Garat, mientras combina con Carlos D. Etchechoury la hora del vareo a la mañana siguiente.
Life of Victory cumplió esta mañana un reconocimiento de la pista de césped principal, habilitada especialmente para los participantes del Latino pero de la que sólo nuestro representante hizo uso.
Se lo vio bien de kilos -con la pédida lógica, máxime tratándose de un ejemplar que no es precisamente un boxeador peso pesado- y muy suelto en el andar. Con Rodrigo Blanco en su silla, pasó unos minutos en la zona de la redonda y luego dio la vuelta de galope, sin exigencias de ningún tipo, sólo para estirar las patas.
Eduardo Carro, capataz de Carlos D. Etchechoury y quién llegó para no perderle pisada está esperanzado: “Está bárbaro, tan bien como cuando ganó el Pellegrini. Si la carrera fuera allá, no tendría dudas de que deberían correr mucho para ganarle. Es un caballo hecho, pero los viajes nunca se sabe como pueden ser. Debería estar entre los candidatos”.
“Mirá el pechito que tiene”, se le escucha bromear a Dany mientras mira a su carta para pasado mañana. Su rostro es de satisfacción: lo vio tan bien como esperaba.
En la caballeriza 50 también están los representantes chilenos y el peruano Zeide Isaac (Freud), al que acompaña un barra numerosa adornada con gorras y ropas alusivas, una típica costumbre de ese país.
El viaje, la primera prueba antes de toda carrera internacional, ya está superado, más allá del tropiezo inesperado en la aduana. Las horas siguientes serán vitales en las posibilidades de Life of Victory, pero nada hace pensar que la cuestión vaya a empeorar; todo lo contrario.
El alazán, Juan Garat, Rodrigo Blanco y Dany Etchechoury llevan la bandera de todo el turf nacional. A hacer fuerza por ellos, entonces...