"Yoli" por La Nación

El cambio de profesión no alteró su romance con el éxito

Con 29 éxitos, ocho de ellos clásicos, en 2008 se mantuvo entre los preparadores más ganadores de Maroñas

Por Carlos Delfino De la Redacción de LA NACION

Son días felices los que vive Yolanda Dávila. La cardalense, radicada en Montevideo desde hace seis años, comenzó el año con la noticia de haberse convertido en tía y con satisfacciones en lo profesional, con una victoria en la primera fecha de la temporada de Maroñas. No paraba de recibir saludos y llamadas luego de la conquista de My Star, un potrillo que es la primera cría en Uruguay de la yegua argentina Canaglia. Mucho más prolongada era la sonrisa cuando anticipaba que espera tener tiempo a corto plazo para cruzar el Río de la Plata y conocer a la hija que acaba de tener su hermano Osvaldo.
"Tengo que aprovechar para ir un par de días, porque ahora tengo muchos potrillos y potrancas de 2 años, y hay tanto trabajo que no queda tiempo para nada", dice Yoli , que reparte su día entre los dos studs que tiene dentro del hipódromo, el que está unas cuadras fuera de esas instalaciones y las tareas del hogar. En aquellos habitan ejemplares que compró en remate o aquellos reservados que le confían La Pomme o Phillipson, entre otros. My Star no es de ninguno de ellos, sino de Bellieve, cuyos propietarios "son franceses y están invirtiendo acá", apunta, quien culminó en el quinto puesto de la estadística de entrenadores en 2008 y es la única mujer que pelea de igual a igual en una actividad casi exclusiva para hombres en Uruguay.
"Estoy manteniendo el nivel y me voy renovando. Los caballos grandes a los que les va a costar ganar otra les sugiero a los patrones que los vendamos", revela Yolanda, ya camino a su primer lustro como preparadora, después de haber acompañado a Juan Javier Etchechoury, por entonces su novio, en los primeros dos años de aquel lado del charco .
"Se extraña. En poco tiempo, pasé de correr en la Argentina a cuidar en Uruguay. El cambio fue grande y si bien me adapté, a los amigos no los veo demasiado. Pero estoy bien acá, en el trato con la gente y en los resultados que consigo", sostiene, quien dejó de montar en Buenos Aires, por consejo médico, tras recuperarse de una grave rodada sufrida en La Plata, y tampoco está haciéndolo en este país. "Lo que pasa es que enseguida volvería a encariñarme y no querría largar más", explica. Ahora, a los 40 años y con las ganas de siempre, puede vivir sin sentir la adrenalina de estar arriba de un pura sangre.
Con Star and Stripes, en 1994, Dávila fue la primera mujer que ganó la Polla de Potrancas de Palermo. En 2007, con el tordillo Café Silver, inauguró la lista de cuidadoras que se adueñan de un Derby, al obtener el Nacional de Maroñas. No pudo ser el martes pasado, en el José Pedro Ramírez, donde su caballo Lord Sun llegó sexto, pero ya trabaja para el del año que viene. Acaso por ello es que dice que le gana la carrera al despertador cada mañana.