San Isidro fue la casa de todos (La Nación)

Quintana, el presidente del Jockey Club, se declaró admirador del público de las carreras

"Misión cumplida" pensó en la noche del sábado, cuando ya se había ido del hipódromo el último de los 70.000 visitantes que pasaron por la reunión del Carlos Pellegrini. "Ni el agua pudo aguarnos la fiesta", evaluó, satisfecho. "Nos jugamos todo y salió bien. Vamos por el camino adecuado, por el correcto", se tranquilizó. Bruno Quintana, presidente del Jockey Club, piensa a la hípica como un deporte de todos y quiere reinstalarlo en el sitio que merece, como en los viejos tiempos.
Ya lo había bien definido Alberto Volonté durante la gala del viernes en el Jockey Club, cuando se agasajó a las delegaciones extranjeras que vinieron para la carrera. Dijo a la hora del brindis el ex embajador uruguayo: "El turf fue y es el lugar donde se dan cita reyes y mendigos, reos y bacanes, señores y atorrantes, todos juntos sin distinciones a la hora de ofrecer un espectáculo, que lo llaman deporte de los reyes, pero que es, desde siempre, una fiesta popular". Volonté, entonces, también había dicho que las carreras de caballos encontraron en la conducción del titular del Jockey Club, "el intérprete de la modernidad".
Para la organización, lo mejor del Gran Premio Carlos Pellegrini fue la fiesta. "Se pudo recaudar un millón más, pero no era lo importante. El acento estuvo en otra cosa. Lo valioso fue ver la cara de felicidad de la gente aún mojándose, de los chicos disfrutando. El público de las carreras es admirable. No soy de darme por satisfecho, por eso pienso que la próxima apuesta tiene que ser mayor todavía", apuntó ayer Quintana, a la hora de hacer evaluaciones.
Desde el aficionado que dijo haber hecho 800 kilómetros en micro para llegar a San Isidro y sacarse fotos, al más famoso de los famosos, todos la pasaron bien. De la recientemente electa senadora por San Pablo, Marta Suplicy, que asumirá con Dilma, a su par uruguayo Jorge Larrañaga; o Gino Bogani, Mirtha Legrand, Aldo Sesa, Lito Cruz y mil más se sumaron a la fiesta que tuvo en la solidaridad su emblema.
El Pellegrini lo ganó un caballo brasileño, Xin Xu Lin, pero hubo otros ganadores, como el burrero de toda la vida, que redescubrió por qué tiene en las carreras a su deporte favorito, y los nuevos, que encontraron un sitio en el que también pueden disfrutar.

El ganador del derby, a descanso

"Expressive Halo no se acomodó nunca a la cancha y, como no respondía, en la recta lo dejé. Ya no tenía sentido exigirlo y preferí cuidar a un caballo que sé que sirve mucho", explicó el jockey Jorge Ruiz Díaz, que lo montó en el Pellegrini.Su entrenador, Carlos Mesa Brunel, anticipó que le dará descanso durante lo que resta de diciembre y enero. "En un momento se pensó en ir a Maroñas, pero la carrera está muy cerca", dijo, y anticipó que en su stud tiene un dos años, hijo de Orpen, para las carreras de precoces.

Foto: Gentileza Hipódromo de San Isidro