Belmont Park se quedó mudo. Quienes ocupaban sus graderías se negaban a creerlo. Otra vez, el hipódromo de New York, como en ocasión del Belmont Stakes de 2007, se le ponía en contra al campeón.Otra vez, como hace un par de semanas con Big Brown, uno de los caballos más queribles del turf norteamericano se quedaba con las manos vacías.
Tuvo que ser un especialista en carreras de césped el villano de la película. Red Rocks, ganador del Breeders Cup Turf, en 2006, lo batió por dos cuerpos. Si con este desafío los dueños de Curlin buscaban una respuesta a la pregunta de si realmente es aconsejable quitarlo de las pruebas de arena para intentar conquistar las de pasto, con el Arco de Triunfo, de Longchamp, a la cabeza, quizá la contestación sea que ahora París queda más lejos.
"Vamos a evaluar simplemente cómo terminó la carrera," dijo Steven Asmussen, su cuidador. "No quiero prisas para hacer una sentencia acerca de su futuro. Vamos a evaluar más a fondo y vigilar su condición", agregó.
Jess Jackson, el dueño de Curlin, era optimista a pesar de la derrota. "Mi sentimiento ahora mismo es que él necesita otra prueba en el césped; quizá no terminó de acostumbrarse. Sabemos lo que puede hacer en la arena y allí siempre tenemos una opción. Estoy decepcionado, pero no siento esto como un retroceso", apuntó.
Tercero fue Better Talk Now, completando un marcador en el que los tres primeros ganaron carreras de la Breeders Cup.
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