El Latinoamericano 2011 está cada vez más cerca. En cuanto nos descuidemos estaremos en el Hipódromo de San Isidro dispuestos a disfrutar de la XXVII versión de la carrera continental.
Para la Argentina, hablar de Latino representa una prueba que le ha sido históricamente esquiva, más allá de que nuestros representantes la hayan ganado en cuatro oportunidades, número que lo ubica cuarto en la estadística detrás de Brasil (9), Chile (6) y Perú (6).
Incluso hasta de local ha costado más de la cuenta defender la bandera. Otra vez recurrimos a la cuestión numérica para ser más claros. Fueron hasta aquí siete las ocasiones en que el Latino pisó suele albiceleste, cuatro en San Isidro y las restantes en La Plata. De ellas, sólo en tres consiguió ganar la Argentina, bastante pobre cosecha si se tiene en cuenta la efectividad del resto de los integrantes de la Asociación en esa cuestión.
Savage Toss (Egg Toss) en 1989, Potrillón (Ahmad) en 1992 y Don Incauto (Roy) en 2005 fueron los únicos que festejaron aquí mientras que Duplex (Breeders’Dream) (1982), Much Better (Baynoun) (1994), Jimwaki (Gem Master) (1998) y Good Report (Ride the Rails) -representando a Uruguay- (2007) se dieron el gusto de vencer como visitantes.
Más datos. En Brasil el Latino se disputó en cinco ocasiones y la verdeamarelha nunca perdió; Chile recibió la prueba en siete oportunidades y en seis festejó; Perú es el otro país que marcha invicto de local, con cinco de cinco. Sólo Venezuela y Uruguay no pudieron tener la fiesta en casa.
Todas estas menciones no hacen más que graficar lo difícil que le ha sido a nuestro país hacerse fuerte en el Latinoamericano. La pregunta que aparece en el horizonte es: ¿Cuáles son las oportunidades en esta ocasión de quedarse con la copa?
El repaso simple de los nombres que representarán a la Argentina parece indicar que la respuesta parece positiva. De los caballos que actúan hoy por hoy en el medio, no hay muchos que puedan tildarse de mejores de los que saldrán a la pista, sobre todo en la grama. Además, debe observarse también que desde el exterior las delegaciones que visitarán la Villa Hípica del Norte en breve son peligrosas, pero ninguna posee nombres de la clase de un Much Better un Duplex o un Gran Ducato (Roy).
Puede decirse sin temor a equivocarse que será un Latinoamericano de los más parejos que se recuerden, lo que además de hacerlo extremadamente entretenido le da la derecha a los locales.
Veamos entonces. Send In the Clowns (Know Heights) y Fuego e Hierro (Pure Prize), los designados por San Isidro, habían sido escoltas del brasileño Xin Xu Lin (Wondertross) antes de alcanzar el 1-2 en el Miguel A. Martínez de Hoz. Es claro que en el césped son dominadores entre los fondistas, aún cuando para ambos una carrera sobre 2400 metros los favorezca más que en 2000.
A las patas de ellos llegó Life of Victory (Incurable Optimist) en el mencionado clasificatorio, que elegido por Palermo lo pondrá de cara a su segunda participación en el Latino, tras llegar cuarto en 2009 en Cidade Jardim, un resultado que quizá podría haber mejorado. Dos años han pasado bajo el puente, pero el viejito preferido del Stud El Gusy no pierde vigencia. ¿Porqué no pensar en una despedida llena de gloria para él?
Lucky for Sale (Not for Sale) será el compañero del anterior a la hora de sacar la cara por el Argentino, y sus oportunidades son primarias. Fue séptimo en el Pellegrini con tropiezos surtidos y su reprise llenó los ojos de los más exigentes. Será una prueba de fuego para el zaino, pero se lo cree con sobradas condiciones de conseguir la hazaña.
La Plata tendrá quizás los nombres más débiles, mucho más tras la baja de Feel Fast (Halo Sunshine). Cafrune (Colonial Affair) corrió bárbaro el Bustillo (G3) el fin de semana y probó que el césped no le es una superficie esquiva. Su experiencia puede resultar fundamental, al igual que su modalidad primariamente atropelladora.
Immaculate (Hennessy) entró por la ventaja y parece lo más flojo entre los nuestros. Competirá sin mayores compromisos y buscará dar la gran sorpresa.
El análisis previo de lo que podría ocurrir dentro de un par de semanas en San Isidro alimenta las expectativas del pueblo burrero argentino. El Latino le ha sido esquivo en casi todas sus versiones, y esa realidad no está fuera del análisis.
Entre lo que tenemos y lo que llegará está el cóctel para inclinarse por la idea de que la bandera nacional puede flamear bien alto en el mástil. Esa historia esquiva es la que ante cada nueva contienda continental hace que la cuestión sea casi patriótica. Jugando en equipo y de forma inteligente, la hazaña esta vez es claramente posible.
DHM
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